sábado, 6 de junio de 2009

Problemas de la educación en Venezuela

Las demandas de la sociedad y las ofertas del sistema educativo
Norma Odreman Torres


Resumen
La autora propone establecer un consenso entre el Estado venezolano y la sociedad civil organizada para construir las bases de un Proyecto Educativo Nacional, que establezca las prioridades, la continuidad de las políticas y la evaluación permanente de la calidad. Plantea que desde el Ministerio de Educación deben surgir las políticas que garanticen la educación gratuita y de calidad a toda la población escolar, estimulando la permanencia de los estudiantes dentro del sistema educativo y facilitando una educación integral. Expresa la importancia de mejorar la formación de los futuros docentes, dando paso a un diseño más humano y más global donde el futuro docente descubra el ser y el deber ser de la escuela de nuestros tiempos.
Palabras Clave: educación, sistema educacional, proyecto nacional educativo


Los ciudadanos que habitan en Venezuela, aspiran a que sus hijos reciban una educación de calidad, que sean atendidos dentro de un sistema educativo que los forme para el ejercicio de la ciudadanía y para el disfrute de una vida cada vez más satisfactoria, que llegue a proporcionarles mayores niveles de libertad y de felicidad. Para hacer de este sueño una realidad, el Estado venezolano debe encontrar el camino de la equidad del sistema escolar, profundizando en la calidad. Este propósito es imposible de lograr si no se acude al consenso entre el Estado y la Sociedad Civil, es decir, si no se logra construir las bases de un Proyecto Educativo Nacional en el cual se establezcan las prioridades, la continuidad de las políticas en el tiempo y la evaluación permanente de la calidad. Es importante destacar que cualquier esfuerzo que se haga desde los espacios oficiales o privados para apoyar la educación es loable, pero la reconducción del sistema educativo con la mira hacia el 2015 y como un problema de todos, es una tarea impostergable.
Las políticas dirigidas a compensar las desigualdades económicas y culturales son competencia del Estado con la cooperación de los diferentes sectores que integran el país. Es innegable, que muchos venezolanos no tienen acceso al sistema educativo por falta de recursos económicos de sus familias o por la ubicación geográfica de sus hogares con respecto al lugar donde está escuela, y cientos de niños y niñas fracasan por falta de adaptación a la cultura escolar. Se requieren entonces, acuerdos que ayuden a delinear la escuela que queremos y necesitamos en Venezuela.
Desde el Ministerio de Educación deben surgir políticas que garanticen la educación gratuita y de calidad a toda la población en edad escolar, estimulando la permanencia de los estudiantes dentro del sistema y facilitando una educación integral que brinde formación a la persona en concordancia con el Proyecto Educativo del país. Como dice Victoria Camps (1993): "La función de la educación no es sólo instruir o transmitir conocimientos, sino integrar una cultura que tiene distintas dimensiones: una lengua, unas tradiciones, unas creencias, una forma de vida. Todo lo cual no puede ni debe transcurrir al margen de la dimensión ética que es, sin duda el momento último y más importante, no de ésta o aquella cultura, sino de la cultura humana universal."
Una arteria política de alta prioridad es la referida a la atención de los docentes. Para alcanzar mayores y mejores resultados en el proceso de enseñanza y aprendizaje es necesario impulsar desde el Ministerio de Educación, algunas líneas políticas que contribuyan a reducir el empirismo en los docentes, porque es cierto que el éxito en la ejecución de las políticas educativas descansa en gran medida en las competencias de los docentes. Por ello es fundamental, entre otras tareas:
· Descentralizar el sistema educativo, hasta el nivel municipal, otorgándole responsabilidades sobre la calidad de la educación a las comunidades y a las autoridades locales.
· Controlar el uso del sistema educativo como instrumento para el clientelismo político.
· Conceder prioridad a los niveles de educación inicial y básica desde dos perspectivas: educación de calidad, con énfasis en la formación del sujeto, y educación para la participación democrática.
· Definir un perfil de competencias que responda a la realidad social, económica y cultural de Venezuela y Latinoamérica.
· Diseñar líneas pertinentes para la formación de los docentes en universidades e institutos universitarios.
· Crear un sistema de actualización permanente para los docentes en servicio que responda a las necesidades evidenciadas en los procesos de acompañamiento realizados por los coordinadores, directivos y supervisores y, a las preferencias de los propios docentes.
· Poner en práctica un sistema de evaluación de la eficiencia docente que sirva de base a las mejoras salariales y otros reconocimientos que reciba el docente.
· Impulsar la creación de un cuerpo colegiado de supervisión educativa que vele por la calidad de la enseñanza y el aprendizaje, con énfasis en la calidad de la educación como política pública.
Es cierto que el Estado venezolano, la Sociedad Civil organizada y el Ministerio de Educación tienen mucho por hacer en pro de la educación en el país, pero lo que resultará crucial para la transformación de la educación en Venezuela ocurrirá en las aulas de los diferentes niveles del sistema. Es en el aula, donde se estimula la construcción del comportamiento social y del conocimiento académico, donde se fortalece la autoestima y se desarrollan la relaciones sociales. Pero sobre todo, la escuela es el espacio por excelencia para sembrar la esperanza y el porvenir, para impulsar el deseo de superación y la alegría de vivir.
Esta forma de entender la educación compromete a los países de América Latina a crear espacios de formación para que los docentes reflexionen y razonen sólidamente acerca del aprendizaje y la enseñanza y su actuación en estos procesos. Sobre este punto dicen Vailant y Marcelo (2001): "… Se está planteando la necesidad de incorporar en los programas de formación de profesores, conocimientos, destrezas y actitudes que les permitan comprender las complejas situaciones de enseñanza. Se insiste particularmente en fomentar en los profesores actitudes de apertura, reflexibilidad, tolerancia, aceptación y atención a las diferencias individuales y grupales: de género, clase social, ideología".
El proceso de formación inicial de los profesores en la mayoría de los países latinoamericanos no sólo está aislado de la realidad que viven las escuelas, sino que además transmite concepciones erradas acerca de la escuela actual. En general presenta a la escuela como un espacio poco problemático donde las relaciones sociales son naturales, neutrales, legítimas. Los docentes en formación también llegan a tener la falsa creencia de que los componentes teóricos son importantes para aprobar, pero la práctica es lo que los transformará en verdaderos profesores. En términos generales la formación inicial del profesorado consiste en presentar el conocimiento como algo ya acabado, objetivo, absoluto, indiscutible, frente a una concepción del conocimiento en permanente construcción, provisional, sujeto a influencias políticas, sociales y culturales.
En el milenio que iniciamos será absolutamente necesario revertir esta situación en la formación del profesional de la docencia. Es imposible continuar con un proceso formativo esquemático, restrictivo, economicista, asignaturizado, tecnicista, objetivizado. Llegó la hora de ceder el paso a un diseño más humano, más global y sociofuncional en el cual se conciba la formación como un proceso complejo de construcción de conocimientos en el que el futuro docente adopte un rol activo y protagónico. Señala Imbernón (1998): "En este sentido es importante que la institución de formación inicial se replantee tanto los contenidos de la formación como la metodología con que éstos se transmiten, ya que el modelo de formación actúa siempre como currículum oculto de la enseñanza. Es decir, estos modelos con los cuales los alumnos aprenden se extienden con el ejercicio de la profesión, pues se convierten incluso de manera involuntaria en modelo de su actuación".
La transformación esencial del proceso de formación inicial
El primer paso será lograr un consenso sobre lo que es realmente relevante en la formación del profesional de la docencia en el tercer milenio. Comenta Braslavsky (1999), que ya existe un acuerdo respecto a que los docentes tienen que ser facilitadores de procesos de aprendizaje cada vez más autónomos, y no meros expositores que repiten información para que los alumnos la aprendan más y mejor. Ya aparecen luces en el camino que proceden de investigaciones importantes y recientes (Jolibert y otros, 1996); (Sola, 1999); (Montero, 2001); ( Fierro y Carvajal, 2003), las cuales apuntan hacia la construcción de un currículo crítico y reflexivo donde se supere el listado de asignaturas inconexas y se dé paso a la manifestación de lo real del saber entendido como totalidad. Un currículo que responda a las realidades económicas, políticas, sociales y culturales de los países latinoamericanos, que atienda con prioridad los elementos esenciales del ser y se fundamente en teorías innovadoras acerca del aprendizaje y la enseñanza.
¿Hacia dónde deben apuntar los cambios?
Es absolutamente indispensable pasar de un modelo de currículo centrado en la noción instrumental, atomizado en planes y programas a un modelo reflexivo, crítico que dé lugar a seminarios y talleres con una visión de totalidad, diseñados para profundizar en la teoría y la práctica que envuelve el quehacer diario de los docentes en la actualidad. En este sentido es necesario:
· Pasar de un currículo diseñado a partir de áreas y asignaturas a un currículo más integral, diseñado sobre la base de ejes transversales que sirvan de andamiaje y le den sentido a las áreas del saber. Entendiendo la transversalidad como las grandes arterias sociales que contextualizan y le dan integralidad a la formación de un docente que aspira desempeñarse en un mundo violento, lleno de obstáculos y de luchas sociales por el poder y la sobrevivencia..
· Superar los supuestos teóricos sustentados en la industria (1950), los cuales sirvieron de base a la práctica docente durante medio siglo, a teorías más justas y humanas: el cognoscitivismo, el constructivismo, el aprendizaje significativo, la teoría comunicacional, que dan respuestas más acertadas acerca de cómo se aprende.
· Abandonar el tecnicismo que logró atomizar a todos los elementos de la educación para ceder el paso a una educación sustentada en lo axiológico que garantice el fortalecimiento del ser del docente y que le corresponderá desempeñarse en un espacio y un tiempo complejos. Un mundo que el propio humano ha complejizado y que de no realizarse un cambio drástico conducirá a su propia destrucción.
· Modificar la práctica profesional, incluida en el Currículo de Formación Docente por un proceso de apropiación a partir de la reflexión sobre el proceso de investigación social que el futuro docente debe realizar en forma paralela a la discusión sobre la teoría que sustenta su práctica.
· Cambiar la concepción de evaluación practicada por las instituciones de formación sustentada en pruebas y trabajos de recopilación teórica, por producciones escritas que brinden evidencias del proceso de reflexión que hace el estudiante de docencia sobre la realidad social y cultural de las escuelas, sobre los resultados de la intervención pedagógica de los docentes y en relación con su propio proceso de formación en cada uno de los campos en los cuales les corresponda intervenir. (Ver modelo transversal en Pág. 5)
Las instituciones de formación de docentes en el nuevo milenio tienen el mandato por parte de la sociedad de transformarse en lugares para el análisis, más que de clases sistemáticas donde se aprende lo que los formadores opinan o dicen. Deben pasar a ser lugares para el descubrimiento sobre el ser y el deber ser de la escuela en nuestros tiempos, lugares para identificar las causas del subdesarrollo de nuestros pueblos y encontrar alternativas para revertirlo en el marco de la democracia y con el debido respeto a todos. Lugares donde se le da sentido a la vida, es decir, vivir para vivir, para convivir y para descubrir.
La formación del docente está incompleta si no está preparado para la reflexión a partir de nuestra historia y nuestra realidad actual. Es cierto que le hemos venido pidiendo demasiado a la educación, porque en el campo político y social tienen su origen fuerzas superiores a la capacidad de los sistemas educativos, encargadas de desviar, frenar y aun hacer la educación contraria a sus propios principios. Las fuerzas político-económicas y los medios de comunicación instantáneos y cautivantes son dos buenos ejemplos del poder distorsionante de algunas fuerzas que actúan en nuestros pueblos compitiendo con una escuela que se ha quedado en la retaguardia, ignorante de lo que acontece a su alrededor.
Referencias
1. Alvarez de Zayas, C. (1999). Didáctica. La escuela en la vida. La Habana. Editorial Pueblo y Educación.
2. Camps, V. (1994). Los valores de la Educación. Madrid. Grupo Anaya, S.A.
3. Corzo, L. (1995). Educar (nos) en tiempos de crisis. Madrid. Editorial CCS.
4. Fierro, M. y Carvajal P. (2003). Mirar la práctica docente desde los valores. España. Editorial Gedisa.
5. Ministerio de Planificación y Desarrollo. Fundación Escuela de Gerencia Social. Equidad y Educación en Venezuela. Breve caracterización del sistema escolar venezolano. Boletín Social N° 1, Noviembre-Diciembre 2003. [On line]
6. González Lucini, F. ( 1995). Temas Transversales y áreas curriculares. Madrid. Grupo Anaya, S.A.
7. Ibarra, M . (2000). "Trabajo con la comunidad y ciudadanía." Educación popular, Comunidad y Desarrollo. XXXI Congreso Internacional Educación Popular, Comunidad y Desarrollo. Perú. Revista Internacional Fe y Alegría, Nª 2 / Año 2201.
8. Imbernón, F. (1998). La formación y el desarrollo del profesorado. España. Edit. Grao.
9. Jolibert, J. y otros. (1996). Transformar la formación docente inicial. Propuesta en didáctica de Lengua Materna. Chile. Aula XXI, UNESCO, Editorial Antártica S.A.
10. Montero, L. (2001). La construcción del conocimiento profesional docente. Argentina. Homo Sapiens Ediciones.
11. Peñalver, L. (1975). La educación y el desarrollo latinoamericano. Caracas. Ministerio de Educación de Venezuela. Departamento de publicaciones.
12. Porlán, R . (1998). Constructivismo y Escuela. Hacia un modelo de enseñanza-aprendizaje basado en la investigación. Serie fundamentos. Sevilla. Díada Editora, S.L.
13. Pérez Esclarín, A. (2002). Educar en el Tercer Milenio. Caracas. Editorial San Pablo.
14. Reimers, F. (2002). Inter.-American Agency for Cooperation and Development –IACD. Organización de Estados Americanos. [On line] Disponible:http//www.iacd.oas.org/La%Educ200116.
15. Reyzábal, M. y Ana Isabel Sanz. (1995). Los Ejes Transversales. Aprendizajes para la vida. Madrid. Editorial Escuela Española, S.A.
16. Rivas Flores, J. (2000). Profesorado y Reforma: ¿Un cambio en las prácticas de los docentes? Málaga. Ediciones Aljibe, S.L.
17. Torres, J. (1998). Globalización e interdisciplinariedad: el currículo integrado. Madrid. Ediciones Morata, S.L.
18. UNESCO. (1998). Informe Mundial sobre Educación. Los docentes y la enseñanza en un mundo de mutación. Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura. España. Ibérica Grafic, S.A.
19. Vaillant, D. y C. Marcelo. (2001). Las tareas del formador. Málaga. Edic. Aljibe, S.L.



Bibliografía

· ODREMAN TORRES, Norma. Problemas de la educación en venezuela: Las demandas de la sociedad y las ofertas del sistema educativo. Letras. [online]. 2006, vol.48, no.73 [citado 06 Junio 2009], p.349-363. Disponible en la World Wide Web: . ISSN 0459-1283.

2 comentarios:

  1. Una vez leído el artículo, aporta tus posibles soluciones a las problemáticas del SEV

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